Nerón fue discípulo del hombre más sabio en Roma, el filósofo Séneca, sin embargo, esta sabiduría no se reflejó en su gobierno. Nerón fue más artista que emperador y no tuvo ningún límite a la moral.
El historiador Suetonio cuenta de Nerón: "Su libertinaje, su lujuria, su petulancia, su avaricia y su crueldad se manifestaron al principio por grados y de manera clandestina, así que quisieron hacerlas pasar como errores de juventud, pero sin que al fin pudiese dudar nadie que eran vicios del carácter y no de la edad...pero desarrollándose muy pronto sus vicios, desdeñó los placeres secretos, no se tomó el trabajo de disimular y se atrevió a cosas más importantes."
Nerón decidió incendiar Roma para construir otra capital a la que denominaría Neropolis. Luego echó la culpa a la nueva secta de los cristianos por está razón fueron perseguidos y ejecutados.
La Biblia dice sobre la conducta humana: "Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;" Romanos 1:28-31