1.- ¿CÓMO SURGIÓ SU VOCACIÓN POR LA HISTORIA?
En realidad mi vocación surgió desde muy pequeña, devoré todo libro de historia que encontré en mi casa y la casa de mis abuelitos y familiares. Los primeros libros que leí fueron los de mitología griega y la Biblia. Fue muy importante el apoyo de mi madre, mi abuelo Alfredo y mis hermanos mayores Antonio y Rafael, todos me facilitaron libros de historia y literatura, en especial Rafael quien compartía conmigo sus libros de historia, él es un año mayor que yo y estaba en un grado superior, recuerdo que forraba sus libros de historia y me los daba diciéndome “anda leyendo qué vas a llevar el próximo año” y yo feliz.
Durante la primaria y la secundaria siempre destaqué en letras, especialmente en historia, en tercer año de secundaria participé en un concurso escolar sobre historia del Perú, me aprendí todo, absolutamente todo sobre
Me hice historiadora un tanto por curiosidad y otro tanto por indignación porque sentí que no era justo aprender solo datos durante 11 años de escolaridad. Ese fue el punto de partida.
Me encantaría investigar y escribir más pero tomando una frase de Ariès podría decir que soy una “historiadora dominguera” porque en promedio solo hago dos investigaciones al año. El año pasado avancé dos proyectos, uno sobre los discursos históricos en los textos escolares de la época velasquista, con el historiador Newton Mori y el antropólogo Shane Greene, pero está al ritmo de ellos, sin prisas. Luego tengo otro proyecto en alimón con la historiadora Milagros Huayta sobre las rabonas, con ella hemos realizado un trabajo súper interesante pues las rabonas están muy presentes en la iconografía, la literatura, la poesía, el baile, la pintura, la fotografía, el cementerio, sin embargo poco o nada se sabe sobre ellas con nombres y apellidos.