miércoles, 3 de marzo de 2010

ENTREVISTA A LA HISTORIADORA MARIBEL ARRELUCEA BARRANTES (Segunda Parte)

3.- ¿CÓMO TRABAJA USTED FRENTE A UN ARCHIVO? ¿EL ARCHIVO ES UN MEDIO O UN FIN?

Los archivos son fundamentales de acuerdo con el planteamiento de una investigación, en algunos casos es el eje central de la investigación, por ejemplo en mis trabajos sobre la esclavitud limeña la base fue la investigación documental pero en otros la metodología también puede ser multidisciplinaria, por ejemplo, cuando Milagros y yo decidimos investigar sobre las rabonas empezamos naturalmente por los archivos pero también fuimos a los museos, analizamos pinturas y fotografías, estuvimos en algunas fiestas regionales, recorrimos el cementerio y la cripta de los héroes, lo fascinante es pasar del escritorio al terreno, del pasado al presente, mirar bajo diferentes perspectivas, la historia ya dejó de ser sólo compulsa de documentos.

El culto al archivo y al documento viejo ya está dejándose atrás, desde los 80’s el planteamiento es el trabajo multidisciplinario, pensar desde el presente hacia el pasado, abarcar un problema histórico bajo diferentes miradas. Con esto no anulamos el trabajo de archivo, los documentos son y seguirán siendo importantes, nos pueden decir muchísimo siempre y cuando lleguemos al archivo con información previa y muchas preguntas, esa es la diferencia entre nuestra generación y la antigua que iba al archivo, leía un montón de papeles y las copiaba para escribir una historia descriptiva con copiosas citas.

En cambio mi generación fue diferente. Yo fui al archivo desde el primer año de estudiante de historia, el profesor Raúl Adanaqué nos llevó al AGN y nos enseñó el catálogo, los índices, los ficheros, luego pidió un protocolo notarial y lo abrió enseñándonos qué tipo de documento era, qué información tenía, cómo fichar toda la información, recuerdo que nos aconsejó fichar todo porque “uno nunca sabe cuándo necesite esa información”, consejo que seguí al pie de la letra, me ha ahorrado muchísimo tiempo y ahora lo repito a mis alumnos y alumnas.
Un archivo tiene una lógica de organización, por eso es imprescindible el índice, los catálogos y ficheros, son las herramientas que nos orientan en una primera visita, aunque ahora es más fácil, los estudiantes van de frente a pedir determinados documentos porque estos materiales ya están publicados en CDs, libros y revistas. Es más, generaciones anteriores como Pease, Macera, Waldemar Espinoza, Lorenzo Huertas, Kapsoli, Reyes, Burga, entre otros, iban al archivo y no existían catálogos ni ficheros, el trabajo era más tedioso, había que navegar entre montones de documentos sin clasificar, esa generación hizo los catálogos que nosotros encontramos listos. En mis tiempos íbamos a “descubrir” qué documentos contenían las secciones, a veces el título era uno y los documentos eran sobre otra cosa pero también allí estaba lo divertido del trabajo, sentir, descubrir, sorprenderse.

Por más que los estudios interdisciplinarios han tomado más terreno en las ciencias sociales, pienso que la historia seguirá indesligable de los archivos y los documentos, por eso es preocupante la actual política pública sobre el archivo histórico, debe mantenerse y conservarse en manos de los especialistas y en el marco del Archivo General de la Nación, como muchos historiadores e historiadoras veo con mucha preocupación las últimas disposiciones gubernamentales. Los documentos son nuestra materia prima y si no están debidamente conservados estaremos mutilando parte de nuestro patrimonio cultural y nuestra memoria. Ojalá el gobierno reconsidere esta mala decisión tomada sin respaldo técnico y deje el Archivo Histórico dentro del Archivo General de la Nación.

4.- ¿USTED CREE QUE LOS HISTORIADORES ESTÁN ESCRIBIENDO PARA EL PÚBLICO NO ACADÉMICO ? ¿CÓMO SE PUEDE MEJORAR LA DIFUSIÓN DE LA HISTORIA?

El nuevo siglo viene con profundos cambios culturales con respecto a la enseñanza de la historia en los colegios y las universidades, y eso también obliga a cambiar a los intelectuales. El punto de partida fue a fines del siglo XX con el agotamiento de los modelos escolares tradicionales que llevó al cambio curricular en los colegios, sin embargo, desde mi punto de vista fue un rotundo fracaso que ha impactado en toda una generación de jóvenes, egresan del colegio sin distinguir tradiciones históricas-culturales, confunden culturas, no tienen una noción clara de la geografía, es triste comprobar la pobreza cultural de los egresados de secundaria y la terca continuidad del modelo educativo. Lo digo por mi propia experiencia, fui docente en la Pre San Marcos y ese era el perfil de los chicos que recibíamos cada ciclo.

Ahora bien, esa pobreza educativa de los 90s generó una gran demanda, de allí la masificación de las academias y pres. Para cubrir ese vacío cultural algunos grupos editoriales asociados a periódicos publicaron primero colecciones de historia del Perú e historia universal, luego de historia del arte, historia de Lima, después de geografía peruana enfatizando en las regiones que fue un boom editorial, incluso dos periódicos publicaron a Basadre. Primero La República y luego El Comercio. En paralelo se publicaron algunos libros de historia del Perú que tenían el enfoque de síntesis, como los de Contreras y Cueto y de Peter Klaren. Los responsables de escribir esta nueva historia por fascículos coleccionables fueron historiadores, especialistas que se vieron obligados a escribir para las mayorías, es una excelente experiencia de democratización y masificación cultural.

De igual modo los programas culturales de la televisión local, Sucedió en el Perú y A la vuelta de la esquina son buenos productos que han dejado de lado el típico formato aburrido, a través de la tele los historiadores se han acercado a los escolares, amas de casa, profesores de colegio, estudiantes universitarios, obreros, ancianos. Otra opción es la radio, existen buenísimos programas culturales, Efraín Trelles, por ejemplo, está empleando el formato radionovela, difunde la historia peruana en forma divertida. Son múltiples opciones, bajo distintos soportes y formatos pero que vale la pena porque democratiza, difunde, amplía el conocimiento y llega a todas las personas.

Al mismo tiempo, con el avance de internet han florecido los blogs, aquí tenemos buenos bloggeros que renuevan la historia divulgando temas, nos mantienen informados sobre nuevas publicaciones y actividades académicas. Definitivamente las nuevas herramientas tecnológicas permiten mayor contacto entre intelectuales y público, a medida que aparecen nuevos soportes del conocimiento la brecha se reduce más, eso obliga a cambiar ciertas cosas, por ejemplo el lenguaje, para democratizar y masificar el conocimiento es fundamental dejar de escribir solo para colegas.

Me preguntas ¿Cómo difundir la historia? Es un problema sumamente complejo, un nudo gordiano, pero hay que empezar a jalar por algún lado, pienso que debe ser un esfuerzo múltiple, por ejemplo las editoriales, varias insisten en plasmar la edad dorada de los incas de pelo largo y pesadas joyas de oro, por citar un ejemplo, otras han incorporado últimas investigaciones y han renovado contenidos, y hay otro grupo de libros que priorizan la imagen sobre los contenidos dejando grandes vacíos. Por otro lado, las editoriales tienen una actitud de desconfianza hacia los investigadores jóvenes, es más rentable invertir en un historiador conocido que un nombre nuevo, muchas tesis se quedan en las bibliotecas por falta de apoyo editorial, sin embargo ahora las ONG’s están apoyando las publicaciones que tienen que ver con sus líneas temáticas y es una nueva ventana abierta que hay que aprovechar.

Por otro lado están los profesores de colegio, conozco muchos profesores preocupados por capacitarse, leer nuevos libros, ir a conferencias, pero perdónenme, no son la mayoría, es urgente capacitarlos directamente con los especialistas, todo un reto porque la mayoría de los docentes prioriza la didáctica y el método dejando de lado el contenido ¿De qué vale saber enseñar si no tienen el conocimiento? En las oportunidades que he capacitado profesores de secundaria me he sorprendido con sus preguntas y debates en torno a problemas ya obsoletos en la historiografía, por ejemplo, recuerdo que un profesor cuzqueño afirmaba vehementemente que los incas fueron conquistados por los españoles porque no tenían armas de fuego. El profesor Waldemar Espinoza explicó la complejidad de la conquista en un famoso libro en 1973. Igualmente, he escuchado reiteradas veces que los incas eran muy fuertes, resistentes, musculosos, se morían de viejitos, nadie pasaba hambre, etc. Los libros de María Roswtoroswki, Waldemar Espinoza, Franklin Pease, Juan José Vega, entre otros circulan desde los años 70s y no los conocen, en especial el docente de provincia. Hay un gran abismo entre ellos y el nuevo conocimiento histórico que se está produciendo, pero en algunos casos no es inercia del docente, también es un grave problema socioeconómico, ¿Cuánto percibe un maestro rural? ¿Alcanza para mantener su familia y capacitarse, comprar libros, ir a conferencias? ¿Cuántas conferencias se dictan en sus lugares de origen? Mantener un nivel académico cuesta y mucho, una vez un profesor humilde de Lurín me dijo que tenía que mantener su familia, pagar todos los gastos de sus 3 hijos escolares y una en la universidad, enumeró todos sus gastos y luego me preguntó ¿Con qué plata me voy a comprar un libro o ir a una conferencia? Tenía un tono triste y resignado que no olvido.

Por otro lado hay que cambiar el discurso histórico, urgente. La historia peruana planteada en los colegios sigue siendo la historia perdedora, muchas guerras, saqueos, despojos, muchos héroes, una historia de dolor y pobreza, al final los alumnos y alumnas sienten una frustración que, después, ya adultos, arrastramos soterradamente, hace daño, baja la autoestima nacional, cuántas veces has escuchado la frase: “no parece peruano” está en lo más profundo de nuestro subconsciente nacional.

Por último está la responsabilidad de los intelectuales, muchas veces he leído artículos y escuchado conferencias de algunos que se esmeran en comunicarse de manera criptica, su divisa parece ser “mientras menos me entiendan mucho mejor” Es una actitud elitista, de desprecio a las mayorías, es encapsularse en un mundo pequeño, escribir y publicar solo entre intelectuales. La pregunta es ¿Cómo pretendemos ser escuchados y leídos si no sabemos comunicamos con todos y todas?

Algunos historiadores participamos en capacitaciones a docentes de colegio, otros escriben en blogs especialmente dirigidos a este sector, necesitamos más proyectos para impulsar un mayor acercamiento entre especialistas, divulgadores, docentes, editoriales. Lamentablemente en estos tiempos se prioriza la tecnología y se desprecia las humanidades pero eso es una bomba de tiempo porque una nación que no lee sobre su propia historia no tiene memoria, no tiene pasado que sirva como espejo para aprender, la historia no es solo un cúmulo de datos, es aprender de experiencias pasadas, entender cómo somos ahora, cómo fuimos y hacia dónde vamos.

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