miércoles, 29 de agosto de 2007

Augusto César

LAS CARACTERÍSTICAS DE UN LÍDER
En el año 31 a.c, Actium (Grecia), fue el escenario de la victoria naval de Octavio sobre Marco Antonio. De esta manera Octavio, el hijo adoptivo de Julio César, aseguró el dominio sobre el mundo romano con el apoyo del Senado.
UN LÍDER ES PRUDENTE
El sobrino nieto de Julio César hábilmente no se proclamó Rey para evitar ser asesinado como Julio César (44 a.c). Aprovechando su prestigio, Octavio transformó el régimen político de la República en un Imperio (27 a.c-476 d.c). Inicialmente, se hizo renovar anualmente su mandato como Cónsul en solitario, al cual fue añadiendo nuevos títulos que reafirmaron su poder: Princeps Senatus (el primero de los senadores); Augustus (título religioso que reflejaba su misión divina) e Imperator Proconsulare de Galia, Hispania y Siria (lo que le otorgaba el mando militar); Tribuno Vitalicio (con poder de veto sobre las decisiones de los magistrados); Cónsul Vitalicio y Prefecto de las costumbres; Gran Pontífice (jefe religioso del Imperio); y Padre de la Patria. Octavio gobernó con el nombre de Augusto Cesar (27 a.c-14 d.c). Este reinado significó el periodo de mayor esplendor para Roma. Inauguró un tiempo de paz civil (Pax Romana) donde los ciudadanos romanos se dedicaron más a desarrollar el arte y la cultura que a realizar campañas militares. Roma fue la sede del imperio, de la corte y de la administración, así como la residencia de cerca de un millón de personas. Era esencialmente una ciudad parásita porque se alimentaba del potencial humano, de la riqueza de Italia y de las numerosas provincias conquistadas que constituían el Imperio Romano. Las costosas distribuciones de alimento, los programas de obras públicas y las diversiones de la ciudad se financiaron con impuestos imperiales y rentas de propiedades públicas arrancados de los territorios conquistados. La economía de Roma estaba subdesarrollada, lo que en esencia significa que las masas vivían en el nivel de subsistencia. Roma sólo podía crecer si aprovechaba los recursos de todo el Imperio.
UN LÍDER TIENE COLABORADORES
La ideología política de Augusto era la unidad cultural de Grecia y Roma. Fue amigo de poetas como Ovidio, Horacio, Propercio y Virgilio, así como del historiador Tito Livio. Su amor por el esplendor arquitectónico fue eclipsado por su jactancia. Augusto solía decir que había encontrado a la ciudad de Roma enladrillada dejándola al final cubierta de mármol. Reformó las instituciones romanas adaptándolas a la necesidad de gestionar un imperio tan extenso. Dividió las provincias en senatoriales (gobiernos sin mando militar nombrados por el Senado) e imperiales (gobernados por un legado del emperador). Se hizo cargo de las provincias con mayor dificultad, como Siria, Hispania y Galia debido a las continuas sublevaciones en éstas. Hábilmente le entregó provincias al Senado para que estos se beneficien con los tributos, asegurándose su apoyo. Reorganizó los impuestos, sometiéndolos a su gestión directa y haciéndolos menos gravosos. Los avances más extensos se hicieron en Europa durante su reinado. Sus generales expandieron la frontera norte de los Alpes hasta el Danubio, y pacificaron a la actual España. Augusto se rodeó de un grupo de colaboradores que ejercían la función de gabinete ministerial: Agripa, que fue el organizador y promotor de las reformas urbanísticas que se realizaron en Roma como la restauración de 82 templos. Construyó el teatro Marcelo y un nuevo foro (Forum Augusti) cuyo centro hay un templo dedicado a Marte (dios de la guerra). Mecenas, que destacó como promotor cultural y excelente financiero, mientras que entre los generales empezó a despuntar Tiberio, hijastro del Emperador. Augusto, de sus 28 legiones (168000 hombres) creó 9 cohortes pretorianas (4500 hombres) encargadas de su protección.
UN LÍDER RESPETA LA AUTORIDAD
Durante estos años de la Pax Romana o Siglo de Augusto, el mundo conocido se encontraba unificado bajo Roma, la cultura grecorromana y el idioma griego. En este tiempo nació Jesucristo, en Judea, durante el reinado de Herodes el Grande (37-4 a.c).
A Jesús una vez le preguntaron:
“Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces él les dijo: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues a César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios".
Mateo 22:17-21.
Jesucristo, entonces, reconoció la autoridad del César porque su reino no es terrenal ni pasajero. Jesucristo no es el heredero que conspira contra el reinante para ocupar su puesto, porque su nacimiento o Navidad se produjo por la necesidad de la muerte de una persona sin pecado para que el hombre pueda obtener el perdón de sus faltas contra Dios. Jesucristo, hijo de Dios, tuvo que hacerse hombre para llevar nuestros pecados al morir en la cruz, para que al recibirlo como nuestro Señor y Salvador obtengamos la vida eterna, siendo aceptados en el Reino de Dios.
UN LÍDER GENERA EL BIENESTAR A SUS SEGUIDORES
Augusto César estableció la paz durante su gobierno para los ciudadanos de su Imperio, así como Jesucristo estableció la paz duradera para toda persona que ha alcanzado la ciudadanía de su reino por medio de la fe en Cristo.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Si que tenía una visión diferente Augusto César para poder hacer las cosas, bien organizado, hábil, inteligente. De otra parte, qué manera de enseñar y sobretodo la clara muestra de no caer en tentación como lo hizo Jesús, una grandeza que es incomparable.Transparencia, claridad, luz, pureza, infinito, eternidad.Bien, profe.

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