reclamo en el siglo XVII al Rey Carlos II de España afirmando que no había venido a comprometer su salvación por la cantidad de indígenas muertos en la mita de Potosí y Huancavelica. La Mita Minera ocasionó tal sufrimiento y mortandad a los indígenas que inclusive ellos al tener hijos varones preferían lisiarlos o matarlos para librarlos de la mita. España fue considerada la garganta de Europa porque los minerales de Perú y México llegaban a España; pero no se quedaban ahí sino terminaban distribuidos a toda Europa por las deudas contraídas con los demás reinos ya que los hispanos carecían de industrias. El Virreinato del Perú se limitaba a tener una economía mercantilista es decir a la explotación de metales preciosos descuidando la industria, ganadería y agricultura.
Según Immanuel Wallerstein, el papel que le tocó desempeñar a los dominios españoles fue el de aportar recursos metálicos conducentes a la acumulación originaria de los países centrales, mediante el establecimiento legal de relaciones sociales de producción precapitalista en las nuevas áreas coloniales. El Cerro Rico de Potosí duró hasta 1650, cuando la plata se agotó, siendo reemplazado por la mina de Cerro de Pasco que no igualó su producción. A lo largo de la historia se registra mucha crueldad entre las personas. ¿Cuál es la causa de la maldad entre las personas? Hay un pasaje en la Biblia que nos lo explica:
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí pero no el hacerlo. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí”. Romanos 7:18-20.
El pecado es la desobediencia a la voluntad de Dios que se manifiesta con las acciones, actitudes que realizamos contra nuestro prójimo como la mentira, la codicia y los malos pensamientos. La única forma de cambiar es cuando nos convertimos en hijos de Dios al recibir el perdón de nuestros pecados en el momento que recibimos a Jesucristo como el Señor y Salvador de nuestras vidas.
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí pero no el hacerlo. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí”. Romanos 7:18-20.
El pecado es la desobediencia a la voluntad de Dios que se manifiesta con las acciones, actitudes que realizamos contra nuestro prójimo como la mentira, la codicia y los malos pensamientos. La única forma de cambiar es cuando nos convertimos en hijos de Dios al recibir el perdón de nuestros pecados en el momento que recibimos a Jesucristo como el Señor y Salvador de nuestras vidas.
1 comentario:
Creo que casi siempre se ha visto eso, el de ser crueles unos con otros, sin pensar en la otra persona, en hacernos daño sin pensar que somos de la misma creación, ni más ni menos, somos iguales, y a pesar de eso, se sigue errando en lo mismo, la mayoría se ciega, y no les importan los demás, sólo ven su persona o su bienestar, perjudicando al resto, si ver más.
Y no sólo aquí, sino en diversas partes del mundo se ha visto esto, ser humano contra ser humano, cuando debería ser todo lo contrario, aceptarnos, tolerarnos y vivir en paz con Dios. Muy bonito y emotivo su artículo , profe.
Publicar un comentario