Era el año de 1847, en plena prosperidad falaz del guano y el salitre, cuando el presidente Ramón Castilla promulgó la primera ley de Consolidación de la deuda interna que significó el reconocimiento por parte del gobierno de los compromisos económicos asumidos desde el comienzo de las guerras de la Independencia por los caudillos militares con los propietarios nacionales. Además fueron acreedores a la Consolidación quienes no habían recibido el pago completo de sus sueldos o tenían algún tipo de derecho frente al Estado. Según Julio Cotler, se esperaba que el dinero percibido por el gobierno beneficiara a la decaída clase de los propietarios nacionales, que de esta manera se encontrarían en capacidad de invertir en las haciendas y minas, promoviendo el empleo y la paz social. Ramón Castilla expresó en su mensaje al Congreso de 1851 que se había abonado 4320400 pesos en la deuda interna y que su cancelación no implicaría un egreso mayor de unos seis o siete millones de pesos. Sin embargo, en el gobierno de José Rufino Echenique, la Caja de Consolidación había reconocidohasta el 28 de julio de 1853 la suma de 23211400 pesos. El imforme de 1856 de la Caja de Consolidación señaló que los créditos reconocidos durante el gobierno de Echenique ascendían a 19154200 pesos. Cotler afirma que Echenique convirtió los bonos de la deuda interna, hasta por un monto de trece millones, en títulos de la deuda externa por tener mayor cotización, para lo cual se suscribió un empréstito con Inglaterra por dos y medio millones de libras esterlinas. Los diez millones de pesos restantes entraron en la circulación monetaria, desatando un proceso de inflación que castigó duramente a los empleados públicos, artesanos y campesinos que participaban de la economía monetaria. Heraclio Bonilla señala que la multiplicación por seis del monto inicial de la deuda reconocida fue posible por la venalidad y la corrupción de los funcionarios. Señala que la forma de utilización de los capitales provenientes de la Consolidación, en el negocio del guano, no tuvo ningún impacto significativo dentro de la economía peruana; más bien, permitió la conversión de los beneficiarios, al alentar la especulación, en una clase rentista y parasitaria. Pablo Macera comenta que se falsificaron documentos y firmas para inventar supuestas deudas del Estado con particulares. Algunas veces existía verdaderamente una deuda pero en vez de presentarla por la cantidad verdadera resultaba aumentada al final.
Por otro lado, aparecen los intermediarios que tenían influencias políticas dentro del gobierno como Juan Crisóstomo Torrico, ministro de Echenique, encargado de negociar los bonos de consolidación. Según Jorge Basadre, muchos de los acredores que efectivamente quedaron arruinados por la guerra de la Independencia y las posteriores no llegaron a ser pagados. Por esta razón hasta la palabra "consolidado" fue citado entre los "Peruanísmos" de Juan de Arona, como un término despectivo para calificar a gente enriquecida ilícitamente.
Carlos Contreras sostiene que si el capitalista del guano prefería usar el dinero en prestar al Estado en lugar de poner una fábrica se debió por la presencia de un sistema económico donde las mejores ganancias se lograban con la compra de bonos de la deuda pública, antes que con la inversión en nuevas industrias. Esta situación provocó violentas protestas contra comerciantes extranjeros y nuevos ricos, una oposición generalizada contra el gobierno ocasionó que Echenique en su mensaje del 28 de Julio de 1853 pidiera al Parlamento que diese por cerrada la Consolidación siendo demasiado tarde para su régimen. El descontento y la indignación popular fueron encabezados por los liberales, defensores del voto a los analfabetos, quienes firmaron una alianza sorpresiva con Ramón Castilla. Finalmente, Castilla encabezó la rebelión de 1854 en Arequipa, la cual terminó con el gobierno de Echenique después de las batallas de Izcuchaca y la Palma. ¿Por qué razón estos acontecimientos del siglo XIX se han repetido a lo largo de nuestra historia? Esta situación ya había sido descrita en el siglo I por el libro que tiene más copias impresas y el que ha sido traducido en más idiomas, la Biblia:
"Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".
Romanos 3:10-12
Dentro del hombre habita el pecado que significa rechazar la voluntad de Dios para con uno. Nos encontramos alejados de Él y la única manera de cambiar a una sociedad con valores es entregándole el control de nuestras vidas a Dios, reconciliándonos con Él, al momento de recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Por otro lado, aparecen los intermediarios que tenían influencias políticas dentro del gobierno como Juan Crisóstomo Torrico, ministro de Echenique, encargado de negociar los bonos de consolidación. Según Jorge Basadre, muchos de los acredores que efectivamente quedaron arruinados por la guerra de la Independencia y las posteriores no llegaron a ser pagados. Por esta razón hasta la palabra "consolidado" fue citado entre los "Peruanísmos" de Juan de Arona, como un término despectivo para calificar a gente enriquecida ilícitamente.
Carlos Contreras sostiene que si el capitalista del guano prefería usar el dinero en prestar al Estado en lugar de poner una fábrica se debió por la presencia de un sistema económico donde las mejores ganancias se lograban con la compra de bonos de la deuda pública, antes que con la inversión en nuevas industrias. Esta situación provocó violentas protestas contra comerciantes extranjeros y nuevos ricos, una oposición generalizada contra el gobierno ocasionó que Echenique en su mensaje del 28 de Julio de 1853 pidiera al Parlamento que diese por cerrada la Consolidación siendo demasiado tarde para su régimen. El descontento y la indignación popular fueron encabezados por los liberales, defensores del voto a los analfabetos, quienes firmaron una alianza sorpresiva con Ramón Castilla. Finalmente, Castilla encabezó la rebelión de 1854 en Arequipa, la cual terminó con el gobierno de Echenique después de las batallas de Izcuchaca y la Palma. ¿Por qué razón estos acontecimientos del siglo XIX se han repetido a lo largo de nuestra historia? Esta situación ya había sido descrita en el siglo I por el libro que tiene más copias impresas y el que ha sido traducido en más idiomas, la Biblia:
"Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".
Romanos 3:10-12
Dentro del hombre habita el pecado que significa rechazar la voluntad de Dios para con uno. Nos encontramos alejados de Él y la única manera de cambiar a una sociedad con valores es entregándole el control de nuestras vidas a Dios, reconciliándonos con Él, al momento de recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.